Te espero aquí sentada cada día.
Cada mañana al despertar te pienso y te deseo cerca, bien cerca, tan cerca que pueda escuchar el susurro de tu melosa voz.
Me quedé con el sabor de tus labios y con la ternura de tus manos.
Se escaparon sin remedio.
Y así te espero.
Cruzando los brazos por no poder alcanzarte.
Cada noche te anhelo...
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